La Peligrosa Tentación

Como un inocente necesitado por las ansias de conocer lo desconocido y sin querer que surgiera lo inevitable, fui débil ante su inyección más tentadora.  Nada más saborearte, Cronos me concede su poder más personal para poder alimentar mis memorias de arrepentimientos y diversión . Serán los primeros los que me harán pecar de querer volver a repetirte. Una y otra vez. Pero qué es lo que he hecho. Mi olfato se agudiza. Pera..Bergamota...Naranja y Gálbano.  Mis papilas gustativas saborean Cacao y Cedro.  Mi Corazón siente Jacinto y Peonía. Mi vista es capaz de fotografiar con una precisión perfecta cada instante de felicidad; cada instante en que sus 32 corceles blancos avanzan para hacerse con la victoria entre sus fuertes y tímidas murallas de Pasión e Intelecto. No son Superpoderes. Se puede llegar asentir como que los tienes, pero es solo ficción. Cronos no te presta sus poderes para siempre; Él te abre un camino de Felicidad condenado al Recuerdo.  No es una ventaja. Es una

Las Aventuras del pequeño Epoh (Ep.3)

Los papás de de Epoh no tenían mucho dinero. Podían costearse lo justo y necesario para poder vivir sin preocupaciones de ningún tipo. De hecho, todos los materiales que le habían conseguido a Epoh no los habían comprado del tirón. Allá en el pueblo, al lado de la taberna del viejo Bengt, hay una especie de almacenes, los cuales puedes alquilar. Tom decidió que decimoquinto cumpleaños de Epoh tenía que ser especial y decidieron alquilar uno de esos almacenes y decirles a todos sus amigos que, si conocían de alguien que fuera a tirar algún tipo de material, ¡que no lo hicieran! Que lo dejasen a las puertas del pequeño almacén para el pequeño Epoh.

Tampoco he hablado mucho de ese pueblo. Bueno, tampoco hay mucho que contar de él. Era un pueblo pequeño, de esos donde todo el mundo se conoce, se ayuda, se ríe, se baila en las fiestas y se disfruta. Su alcalde es Kjell Håkan. Uno de sus antepasados fue el creador del pueblo, ya que fue construido desde la nada a causa de los numerosos ciudadanos que emigraban a otras tierras por miedo a la hambruna y a una posible rebelión, ya que la sociedad aumentaba, pero escaseaban recursos siendo la lenta Industrialización la causante de todo. EL antepasado del alcalde decidió llevarse consigo a su familia y a unos amigos levantando así, a pico y pala, una serie de casitas que, con el paso del tiempo, darían lugar a un maravilloso hogar para unas 300 personas.
Todos contribuyeron a la causa que Tom y Homte estaban llevando a cabo para el regalo de Epoh. Un pueblerino incluso invitó a la joven pareja a una ronda del mejor vino que Bengt tuviera en su despensa; Estaba tan feliz de escuchar que, aquel niño que siempre se paseaba por su tienda de antigüedades haciendo numerosas preguntas sobre aquellos objetos tan fascinantes que estaban tras el mostrador, iba a poder tener la opción de salir a ver mundo, que hasta Bengt pudo ver alguna lagrimilla que otra entre vino y vino.

Si, Epoh era conocido en el pueblo. Siempre aprovechaba cualquier viaje que los padres hacían al pueblo para ir con ellos. Era parar el motor de la camioneta y salir Epoh disparado por la puerta tasera decidido a explorar, ayudar o simplemente correr entre aquellas calles llenas de tierra y gallinas. Siempre recibía muestras de cariño por parte de los vecinos, ya fuera a modo de calurosos tirones y besos en las mejillas, como de trozos de pastel de carne recién salidos del horno, aunque la sonrisa de Epoh cuando recibía más de lo primero y menos de lo segundo no fuera la más aguileña de todo el lugar.

Mientras, los padres de Epoh se encargaban de organizarse para hacer los recados que tenían pendientes. Entre ellos siempre estaba ir a mirar el almacén por si alguien había dejado algo fuera. No fue nada fácil reunir todo aquel material: muchas de las cosas que dejaban estaban oxidadas o carcomidas por el agua y los bichos. Muchos de los que se pasaban por el almacén para dejar algo, aprovechaban y cogían otra cosa que estuviera en buen estado. Hacían uso de lo que yo llamo IPSUJI: Intercambio Porque Soy Un Jeta Impresionante.
Normalmente eran mercaderes, la mayoría desagradecidos cabeza huecas, que viajaban de paso con sus barcos y atracaban para poder dormir en una cama de verdad y comer un buen plato de estofado caliente. Por eso tenían que tener cuidado de que todas las piezas estuvieran en buen estado, ya que no querían que el resto sufrieran de algún modo u otro.

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