Tintineos.
Es lo único que la madrugada podía regalar a todos aquellos oídos aventureros
que estuvieran vagando alrededor de la Luna encontrando respuestas y respuestas...
Una noche estrellada, con una única particularidad. Era La hora. No viene sola.
La acompañan aquellos que no tienen permiso para tocar el suelo que una vez les
fue concedido amar. Aun así, ella es la protagonista de esta profecía.
En una mano sujeta firme a la Justicia. Se ayuda
de ella, ya que le cuesta caminar a causa de todos aquellos
"trabajos" que ha desempeñado. Su túnica la hace invisible para el
ojo humano, pero no para el corazón maltratado.
Su cuerpo nunca ha sido expuesto. Dicen que una
vez, un aventurero tuvo la gran "suerte" de destaparla. Y la palabra
Suerte irá siempre en comillas, ya que no creo que nadie esté dispuesto a
probar las mieles del horror solo para demostrar aquello que está prohibido
mostrar.
Su capucha la cubre. No es que le moleste la
luz. Es que no tiene rostro alguno. Siempre ha sido descrita como uno más, pero
lo cierto es que cuando el ser humano desconoce a lo que se enfrenta, siempre
le querrá poner forma humana, para así creer que tienen una oportunidad contra
lo que está por venir. Putos ilusos de mierda.
En la otra mano sujeta las cadenas. Son las Cadenas de la Sentencia; Aquellas que la encerraron y la prometieron a un mundo
oscuro y de bagaje con un único fin...
Son ésas las cadenas que producen el tintineo,
Ese pequeño estruendo que te acercan cada vez más a la locura. Uno tras uno.
Uno. Tras otro. Están manchadas. Muy manchadas. Tienen nombres, sangre, calor,
fuego, mas nombres. Recorren cada anillo hasta perderse en el cuerpo de aquello
al que llaman No Muerto. Aquella a la que han abandonado en el recuerdo.
Aquella a la que no pronuncian por no querer verla nunca.
Avanza sin prisas. Su vida no depende de ello.
Literalmente...su vida, no depende de ello. Conforme camina deja un rastro frío
y sombrío. La hierba que antes era verde, ya no se pronuncia. Le tiene miedo.
Prefiere aparentar no estar.
Dicen que actúa bajo los efectos de su propio
llanto, de su propia tristeza. Sus cadenas le provocan un dolor que la obliga a
calmar con aquellos que han usurpado la felicidad de otros. Los marca mientras
duermen para no perderlos nunca de vista y ella decide cuando llega la hora.
Nadie quiere verla, pero todos la obligan a
aparecer en sus sueños y a atravesarlos con Justicia para marcarlos y que nunca
puedan escapar. La Marca nunca podrá ser revocada, pero si puede ser levemente
borrada a ojos de uno mismo. Solo para tranquilizarte. Solo para mentirte y
hacerte creer que eres el único que se la ha podido borrar. Iluso de mierda.
Ella viene para marcarme por segunda vez.
Mientras más marcas tengas, más próximo a ella estarás. Nadie ha sido marcado
solo una vez. Eso es un mito. Una leyenda en mi opinión. Sólo sé que una vez
marcado, no hay vuelta atrás.
Sus cadenas son las que deciden. Son las que
actúan. En ellas reside todo el dolor., todo el poder, toda la verdad.
Son la voz cantante en este oscuro cuento. Son
las que nos sentencian en esta oscura profecía. Al fin y al cabo, la portadora
de éstas, se guía por el dolor que ellas le causan, y ese dolor es originado
por ti, por mí y por todos aquellos que dañan, tanto queriendo como sin querer.
Por eso existe Aquella Quien No Puede Morir...y
es por esto por lo que nunca dejará de existir. Y seguirá castigada sin fin
vagando por el amplio Bosque verde de la Vida, oculta en las sombras llorando
por el daño que reciben aquellos a los que le fue arrebatada una vez la
felicidad.
Con cariño Un Simple Mortal.
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