Conforme pasa el
tiempo, que no los años, nuestro modo de pensar se ve siempre alterado. A veces
creemos que nuestra percepción de las cosas, del momento, es siempre la
correcta. A veces. Que no siempre. Sobre todo cuando no hayamos salida alguna
para combatir al Pensamiento-Bucle.
Nuestras palabras son las detonantes de expresar un
pensamiento, una sensación, un momento, un estado. Pero, ¿es siempre lo que sale de nuestras bocas lo que realmente queremos expresar? Lo curioso es cómo siempre
se ha hablado de la diferencia de actuación entre el corazón y el cerebro, pero
nunca se ha hablado de la Dictadura del Pensamiento frente a nuestras palabras
en el momento que salen de nuestra boca.
No sin antes "buclear" de una forma
exhaustiva, nuestro pensamiento decidirá siempre por encima de nuestros actos,
a pesar de que aquellos actos que llevamos a cabo, no sean aquellos que
queremos que se realicen. Y por supuesto y como todo en esta vida, esto tiene
dos polos opuestos: el positivo y el negativo. ¿Y por qué "como todo en
esta vida"? Porque hoy en día tener y demostrar una opinión neutral, la
cual puede ser razonada, racional y enriquecedora, puede ser motivo de algo muy
oscuro.
Un ejemplo práctico: saltar de un avión en paracaídas.
En el momento en el que nos proponen hacerlo, la idea nos interesa muchísimo,
ya que nunca volveremos a tener una Oportunidad como esa. Pero conforme se va
acercando el momento, creemos que hemos obrado mal y rectificamos nuestras
palabras. Aun así nos ponemos el traje, el caso y las gafas y nos subimos al
avión. Al principio nuestro pensamiento era positivo, pero ahora ha cambiado a
negativo. Nuestras palabras al principio eran motivadoras, pero ahora son
entrecortadas y no son seguras. Hasta el que llega el momento, se abre la
puerta, te ves a más de 3.000 metro de altura y solo ves miedo. En el momento
en el que te sujetan la cabeza para que mires hacia arriba, tu cerebro se
prepara para colapsar: está luchando en una batalla donde el bien y el mal se
han visto distorsionado tantas veces en tan poco tiempo que está preparado para la inyección letal....de adrenalina.
Saltas. Tu cerebro se deja llevar. No ha conseguido
ganar, pero tampoco ha perdido. Lo único que hace es observar. No puede hacer
otra cosa. Por primera vez, su dictadura ha caído. Las palabras que se
proyectan no las comanda él. Se siente indefenso. Se asusta, pero disfruta. Dentro
de su ser, el cerebro disfruta de lo que está sucediendo. Al fin y al cabo, era
lo que quería en un principio.
Porque nunca olvidamos la primera sensación ni el
primer sentimiento que nos causó un acontecimiento. Siempre intentamos luchar
contra nosotros mismos, auto dañándonos para poder creer que, con ese daño,
saldremos adelante. ¿Qué es cierto? Puede ser. Pero a qué precio. Qué precio
está dispuesto a pagar el Simple Mortal, el cual vive para disfrutar y no para
sufrir. Cuán fuerte es el Ser Humano para luchar contra aquello que su Ser
quiere, que sus palabras quiere, pero que su cerebro le obliga a obviar.
Cuán está dispuesto el cerebro a sacrificar por encima
del Ser que comanda para creer que su decisión es la que tiene que hacerse
valer. Cuando será nuestra Ser el que se levante contra el Autoritarismo que
él ama y disfruta. Como de grande ha de ser el Levantamiento para
mirar al cielo, arroparse con las Hojas de Esperanza de la Vida y
respirar.
Nuestro modo de pensar siempre se verá alterado por
nuestras sensaciones, o percepciones. Y es nuestro cerebro el que nos saca de
los bucles, pero también el que nos encierra en ellos. La llave. Si sabemos
usar bien la Llave de la Libertad, no habrá Dictadura alguna que nos intente
comandar nunca.
Con Cariño Un Simple Mortal
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