Qué puedo decir…qué se puede decir en estos momentos, nada
flagrantes ni sorprendentes. Fuera puedes sentir cómo el aire que te acaricia el rostro se fusiona fielmente
con las hojas provenientes de la mayor de las esperanzas conocidas por el ser
humano gracias al equinoccio y al solsticio. Qué fusión. Qué sentimiento. No
hay nada más agradable que ese soplo de aire fresco en medio de los árboles. Es
atractivo. Es adictivo. Dan ganas de poder formar parte de todo lo que te
rodea. Dan ganas de que el bosque te adopte y te quiera sin necesidad de estar preocupándote
por cualquier cosa que te pueda hacer daño…hacer pensar…hacerte aprender.
Pero aquí dentro…qué puedo decir.
Ese aire no se siente. Aquí
no hay aire fresco. Aquí solo hay el suficiente aire, y ya el mes que viene,
veremos cómo va. Mucha sobredosis de impotencia; mucha sobredosis de dejarte
llevar de la peor forma posible. Pensé que ese camino ya lo habíamos dejado atrás. El cometido que te auto encomendaste no está
pudiendo hacerse realidad. Te está costando compañero. Ya no está en tu mano poder hacer lo que deseas. Los nudos ya no solo se tienen en los zapatos.
Aparecen donde menos te los esperas, y a cada día que pasa, aparecen nuevos. Qué puedo
decir…
Muy fuerte era la llama que hizo emprender el camino con
ganas de llegar a lo más alto…pero poco a poco ha ido desintegrando la vela sin
poder cambiar lo inevitable. Por más que lo quiere alcanzar, es la propia vela
la que, sin querer, hace que la llama no pueda llegar a donde quiere, hasta
llegar a ser lo que siempre llegó a ser…
No grites. Porque, para qué gritar. No llores, porque para
qué llorar. Lucha si… sigue luchando que es cómo ha de ser. Sal del agua un
momento si es lo que necesitas, pero vuelve a sumergirte. No es tu momento.
Mereces salir, respirar, sonreír, divertirte, ser feliz. Pero aun no estás
preparado. No. Aun no lo estás. Tu vela aún no se ha consumido. La llama, débil
cada día que pasa, sigue alumbrando un camino que no tiene rostro, así como
quema una vela; una simple vela al parecer. Qué puedo decir…
Ya llegará el momento. Si la vela se consume, usa la
parafina para colocar una nueva. Y así una y otra vez hasta poder llegar a
apagar la llama, salir del agua y respirar…
Respirar…Ese aire fresco entre arboles… no pienses...no intentes aprender...el único daño por el que aprender es el del sonido de las hojas aplaudiéndole al viento por tan gran fusión de olor, sonido y amor…
Sonreír… que bonito es ver a alguien sonreír… Divertirte…nunca
dejes de hacerlo…
Ser feliz…La capacidad de poder apagar la vela por tus
propios medios sabiendo que la propia llama siempre estará encendida en tu ser…
Es atractivo…Es adictivo.
Con Cariño Un Simple Mortal
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