Para este ensayo he
querido reflejar cómo las redes sociales y la tecnología en sí están cambiando
poco a poco la forma de ser de la sociedad y la forma de actuar social y emocionalmente.
Este cambio se realiza indirectamente, ya que la gente no tiene la necesidad de
darse cuenta; están bastante ocupados intentando ser ellos mismos al cien por cien, aunque no siempre con acierto..
Desde que la tecnología
llegó a nuestro poder, la sociedad se ha adaptado a la forma de vida con
aparatos tales como Smartphones más grandes que la palma de una mano, tablets
de todo tipo, mientras más grandes mejor, y dispositivos inalámbricos que
benefician las tareas a desempeñar. Este tipo de avance ha ocasionado que hoy
en día y en todo el mundo, las personas deban estar pendiente sin quererlo y en todo
momento de si tienen el móvil en el bolsillo o en la mano. Da igual la edad que
se tenga; cada persona de este mundo en el que vivimos tiene en su poder un
Smartphone. Incluso los niños de 8 y 9 años tienen en su posesión uno. Por
supuesto que existe un aspecto negativo y otro positivo a este fenómeno. El
aspecto positivo es que ahora la gente está mejor informada y mejor localizada:
en el caso de que alguien necesite con urgencia llamar a alguien o necesite
algún tipo de información, tiene el móvil a mano y con la batería bien cargada
para desempeñar estas acciones. El aspecto negativo del uso del Smartphone es
que lo han convertido en un ordenador de dimensiones cómodas. ¿Por qué es esto
un problema? Porque si en casa estamos todos los días conectados al ordenador,
tener un ordenador que podemos llevar en el bolsillo es estar conectado en todo
momento y parecer un antisocial por la calle. Digo antisocial no con tono
extremista, sino con todo el sentido de la palabra.
Hoy en día las
conversaciones que se tienen cuando estas en grupo son interrumpidas múltiples
veces por los móviles; Son como el novio o la novia que todo el mundo quiso
tener: te prestan atención porque están a tu disposición en todo momento hasta
que se les acaba la batería. En este momento pueden suceder dos cosas: que
comiencen los nervios o que se acepte que no hay batería alguna para esa novia
tuya. Antes cuando quedabas con tus amigos no existía ningún motivo para tener
una conversación sana sin interrupciones, salvo la del camarero preguntándote
qué quieres beber. Ahora existen numerosas interrupciones ocasionadas por el
teléfono, que para colmo son interrupciones literales, porque la gente necesita
dejar de hablar con la persona física que tiene en frente para atender a lo que
le están diciendo por el WhatsApp, la verdadera conexión entre personas que
existe.
Si amigos y amigas, el WhatsApp
se ha convertido en un medio de interacción con la gente y con aquellos a los
que a muchos les cuesta llamar amigos. Son este tipo de redes sociales las que
dificulta a la gente interactuar físicamente entre ellos. Muchas veces se hace
uso de esta aplicación cuando la conversación que se está teniendo con la otra
persona nos parece aburrida o es falta de interés. Y eso sí que es triste: no
ser capaz de poder apreciar una conversación en la que están jugando los
sentimientos, emociones y, principalmente, el interés. Lo que es más triste aun
es que la gente joven de hoy en día ha olvidado lo que son los sentimientos y
lo que es la empatía. Están tan sumergidos en la tecnología que ya no se
acuerdan de cómo tienen que actuar. Esto también es culpa de esa frase que dice
Sé tú mismo. La cita en sí dice mucho
y tiene mucho sentido de razón. El único inconveniente es que la gente se lo ha
tomado al pie de la letra y ha preferido “olvidarse” de todo lo que le rodeaba
para poder ser feliz. Ser feliz tampoco está nada mal, de hecho es lo que todo
el mundo quiere conseguir. Siempre existirá ese o esa que tiene una actitud
negativa y no necesita la felicidad para vivir; ya se dará cuenta de que la
felicidad es vida y que la vida ha de ser felicidad. La poca capacidad de la
gente para ser emocionalmente activa y la absoluta “presión” que tienen las
redes sociales sobre ellos hace de esta sociedad una sociedad pobre en ideas y
en sentimientos y rica en ser conejillos de indias para aquellas empresas y
multinacionales interactivas que necesitan seguir produciendo aparatos en
beneficio de la sociedad y su comodidad.
A mí personalmente me
causa muchísima pena ver cómo la gente no sabe apreciar una conversación donde
se nota que hay sentimientos de por medio. Antes la gente se interesaba por ti
porque existía una preocupación emocional y de interés. Hoy en día eso se ha
convertido en un tópico, en una forma de actuar ante la gente, en un Modus Operandi en el momento que te
encuentras a alguien por la calle que hace mucho que no ves o con la que no
tienes relación desde hace un tiempo. Eso sí que es triste. Funcionar como si
fuésemos máquinas. De tanto que estamos sumergidos en ellas hemos aprendido a
ser como ellas. Más triste no puede ser.
El Facebook también
hace muchísimo daño a la gente. Es un daño emocional por supuesto, lo que se lo
tragan como orgullosos que son. En fin, imbéciles. No recuerdan que la mejor
forma de desahogarse uno mismo es hablando con aquel al que “llamabas” amigo.
Y digo llamabas porque uno de los factores
principales que ha ocasionado el sé tú
mismo es que no puedes confiar en nadie nunca más, nunca jamás. Han
exagerado esta frase célebre tanto, que han creído que no hay que tener amigos
para ser feliz y ser uno mismo. Falso. Este tipo de gente se crea la coraza
invisible que sabe disimular muy bien y siguen con su vida con una sonrisa en
la cara; porque han aprendido a vivir con aspectos negativos, y tienen
entendido o creen que siempre va a ser así. También es cierto que son gente que
cree que, como no tienen en quien confiar, en el momento en el que se le hiera
sentimentalmente, se cierran cada vez más y obvian el trato para remediar la
dolencia. Vamos, lo que antes se llamaba mediar con el otro para solucionar el
problema. Pero bueno, nos estamos desviando del tema.
Facebook ha creado
otra realidad virtual en la que se
encuentra Internet como principal potencial: Videos virales de todo tipo que
son visionados millones de veces al día, la oportunidad de ver la actividad de
aquellos que tienes como amigos en esta red social, etc. Principalmente, Facebook
sirve para saber en todo momento qué tipo de vida lleva X persona. En el caso
de que tengas 300 amigos, más de lo mismo. Esto está bien, ya que si no puedes
estar presente en la vida de un amigo tuyo, lo puedes ver a través del
maravilloso Smartphone o el ordenador, o el Tablet, o las Google Glasses o, o,
o. El aspecto negativo de esta red social es que se crea, como con cualquier
otra cosa que se use en exceso, una adicción: Si no subes una foto o un
“selfie” o no dices o comentas algo molón, te sientes mal porque la gente lo
hace y tú no y van a pensar blablablá. Normalmente la gente que usa el FB de
esta forma es gente que necesita ser querida virtualmente, ya que no tienen
mucha interacción con la sociedad que existe más allá de la puerta de su casa.
Por supuesto que el Facebook es también una red social superficial: La gente
necesita postear cualquier cosa de su vida para sentirse querida.
Es a lo que he llamado Egusta. La atracción que le causa a uno
tener muchos Me gusta en su foto, comentario o video es tal, que
creen sentirse realizados con ellos mismos.
Eso causa una subida de
Ego que no es real; es real porque esa persona se lo cree, pero no es real
porque la gente le da like por cumplir,
por cómo sales en la foto o porque el contenido del video es bueno. Punto. No
hay más. NO eres mejor que nadie ni eres la Diva del momento. Está bien que te
lo creas así de verdad…Si así eres feliz, bien, pero mentirse a uno mismo de
esa forma no está bien. No podemos creer que quedar bien con la gente nos hace
quedar bien con nosotros mismos. Eso es algo totalmente inútil.
No podemos dejar que
las redes sociales nos gobiernen como lo están haciendo. No podemos dejar que
la esencia del ser humano se desvanezca. Hay que amar y ser amado, escuchar con
interés y ser escuchado con interés, creer en la otra persona, ofrecer tu
confianza y recibir la del otro, sonreír por tener lo que tienes y apreciar
quien eres… No puede estar dentro de los planes de cada uno cerrare de la forma
que se están cerrando ni crearse un orgullo muy egoísta en el cual solo
participa uno mismo. No puede estar dentro de los planes de nadie no apoyarse
en la gente a la que quiere. Si hay algún inconveniente o algún motivo por el
que pienses que x persona está mal contigo, se habla. Mejor ir de frente y
estrellarse que ocultarse en las sombras de la indecisión y la falta de valor.
La sociedad y cada
persona que ella la compone tienen que saber cuáles son sus límites y cuando
hay que actuar de una forma positiva y determinada para con el resto. Si lo que
hacemos es rodearnos de personas que no nos aportan nada porque son
incompetentes o, simplemente su carácter no nos agrada, estamos perdidos. Si
sabemos que con un orden premeditado de nuestros valores y nuestras acciones
podemos tener una vida feliz, ¿por qué no lo ponemos en marcha?
¿Por qué cada uno
prefiere vivir de la manera que vive en un mundo que ahora mismo necesita el
apoyo de todos y cada uno de los que viven en él? Lógica, racionalidad, cautela
y bienestar. Son los simples pasos, creo yo, que hay que tener en mente para
poder ser uno mismo y ser una persona feliz. Ni Facebook ni WhatsApp. No
necesitamos las redes sociales para vivir.
No necesitamos observar
a otros ni tenerlos vigilados para poder ser felices. Tampoco necesitamos la
aprobación de aquellos que no tienen ningún interés en nosotros. Sabemos que
los amigos se cuentan con los dedos de una mano. ¿Qué aún hace falta que te des
cuenta de ello? No tengas prisa que ya lo entenderás. Pero vivir una vida solo
tampoco es nada agradable. Con eso lo único que se consigue es la desaparición
de la felicidad que de verdad vale la pena. Desgraciadamente estamos en una
sociedad en la que para sobrellevar nuestra vida necesitamos el dinero para
poder comprar bienes materiales para poder comer y vivir acorde a la vida que
quiera cada uno, pero como Bob Marley le dijo a uno de sus hijos cuando estaba
en el lecho de su muerte: El dinero no
puede comprar la vida. Hay que ser feliz. Lógica, racionalidad, cautela y
bienestar. Siempre. Sé feliz, sé tú mismo,
Pero selo con cabeza.
Con Cariño Un Simple Mortal
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